viernes, 22 de junio de 2012

Los Aullones

          Esta historia nos sitúa hacia finales del siglo XVIII,  concretamente en febrero de 1792. Según se cuenta, en las noches más oscuras, los vecinos de la ciudad de Cáceres desde sus casas oyen “unos alaridos o ecos extraños que tienen consternadas a la vecindad”,aullidos horrorosos” que recorren calles y callejones, atemorizando a los ciudadanos que aterrados permanecen en  el interior de sus hogares.  Los terribles aullidos, “que no podían ser de personas”,  suenan siempre tres veces, según declararon los testigos. 

Calle del postigo, en Cáceres.

          Durante varias semanas siguieron los aullidos, si poder hallar el origen de tan intrincado asunto. Hasta que una noche la ronda nocturna, se topa con tres individuos de aspecto sospechosos de ambulando por las calles. Al darle el alto y registrarlo, descubren que uno de los personajes porta un curioso aparato con una bocina y manivela que al hacerla girar produce un sonoro alarido o aullido, que  denominaron “aullón”.

Cuesta de Aldana, en Cáceres
          Los personajes sospechosos de ser los autores de los aullidos fueron:
  
          Manuel Antonio Sanabria, hijo del escribano Esteban Ramón Sanabria. En el momento de su detención,  vestía de blanco, con una especie de capa. Según se supo después, era hombre pendenciero, le gustaba el lujo, era vago y mal entretenido en vicios.
         Francisco Ángel Rodríguez, clérigo diacono, vecino de Cáceres. Iba vestido con capa y medias negras, sombrero redondo y algo picudo por delante. Es detenido, “por  irreparable conducta y completo en todo género de vicios, excepto de la embriaguez”.
        Y un personaje desconocido que vestía de militar. Vivía en el cuartel asentado en la ciudad y era jugador, cortejante, rondador y amigo de desazones y de alterar matrimonios.
       Tras su detención, los dos primeros fueron procesados por  la Real Audiencia de Extremadura, pero solo Sanabria fue encarcelado.   

       Más leyendas son y así te la he contado, gracias y hasta la próxima.


       Escrito por: Jesús Sierra
       Fuentes: C.C.V. de Cáceres

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