sábado, 5 de octubre de 2013

El incidente entre el Concejo, el pueblo y el Convento de Santo Domingo.

 
Convento de Santo Domingo, Cáceres.
          
            En el año 1.528 se establecen en la Villa de Cáceres la Orden Mendicantes de los Dominicos, contraviniendo nuevamente el fuero latino de Cáceres, como ocurrió con la fundación del Convento de San Francisco.

Su establecimiento se permitió por ser considerado un bien beneficioso para la población o porque según creían aquella legislación vigente medieval había quedado ya obsoleta.
Su fundación fue a instancia de doña Catalina de Saavedra en 1.524, y la Bula de Su Santidad y Cédula de S.M., pero con la firmen oposición de la Orden Franciscana asentada en la Villa, los cuales aludían a dicho Fuero para su negativa, cuando ellos lo habían ignorado un siglo anterior.
Para edificar su monasterio los Dominicos además del terreno cedido por doña Catalina, adquirieron al Concejo un edificio fuera de las murallas donde antiguamente estuvieron ubicadas las cárceles de la Villa, el cual se hallaba en un estado bastante ruinoso.

Iglesia de Santo Domingo, Cáceres
 
También ayudó con la construcción de la capilla mayor doña Beatriz de la Cerda, una mujer envuelta en un halo de misterio e intriga que otro día contaré.
En el interior del Convento se veneraba a la Virgen del Rosario, antigua patrona de Cáceres (actualmente es la Virgen de la Montaña) con cofradía desde el año 1.525.
Construyeron además los Dominicos una hospedería para alojar y dar de comer aquellos que lo necesitaban. La hospedería estaba situada en un edificio próximo al convento, en la calle Sancti Spiritus, para lo cual los dominicos tenían que salir del convento, por la  entrada principal que estaba donde hoy se haya la calle Andrada, atravesar el Rio Verde Alto o el Rio Verde Bajo que discurría por donde hoy da nombre a la vía, calle de Ríos Verdes, hasta llegar a la hospedería. Para solventar las molestias que causaba cruzar todos los días el cauce del rio, sobre todo en las épocas de lluvia cuando este iba crecido, los monjes Dominicos decidieron levantar en el año 1.597, un puente elevado que uniera el convento con la hospedería y para ello levantaron un muro apropiándose del espacio público, lo que provocó la indignación del pueblo y del Concejo.
Años antes el Concejo tuvo que salir al socorro del convento para que pudiera seguir ejerciendo su labor humanitaria, otorgándole en el año 1.536 la cantidad de 1.000 maravedíes en concepto de limosna, ahora esta disputa terminaría con la intervención del Consejo Real.
Detalle de escudo del Convento de Santo Domingo.
 
Las obras del muro comenzaron con el favor y beneplácito del Corregidor, pero aquella vía al ser pública necesitaba una licencia expedida por el Consejo Real, de la cual carecían.
Los vecinos colindantes al Convento, que solían acceder a sus casas por la puertas traseras, así como los transeúntes que utilizaban habitualmente esa calle, se opusieron al cerramiento de la misma, y por ello dirigieron sus protestas al Concejo, teniendo que intervenir el Procurador del Común, que dispuso que aquella actuación del corregidor y del Convento perjudicaba a la Villa de Cáceres por cual presentó el caso a la Justicia. Deliberado el caso, la Justicia dio la razón al Procurador, y esta sabida la noticia se personó con las autoridades de la Villa para paralizar las obras.
Cuando llegaron vieron como los mismos frailes ayudados por algunos aldeanos estaban levantando el muro y les instaron a que pararan las labores, pero los frailes hicieron caso omiso. Aparecieron entonces los agentes de la justicia, que con la ayuda de las autoridades y a instancia del Alcalde Mayor, comenzaron a retirar y derribar las piedras del muro. El ambiente se fue enturbiando, los monjes comenzaron a increpar estas acciones, a lo que respondieron los agentes blandiendo sus espadas, comenzó entonces una lucha desigual, por un lado los frailes lanzando piedras y palos en manos y por otro los agentes de justicia y las autoridades con sus armas en ristres.
Aquella batalla campal y algarabía que se montó escandalizó tanto a la Villa y sus alrededores, que ante la gravedad de los hechos se tuvo que recurrir al Consejo Real.
Para reconciliar a los vecinos y a los frailes, y volver la normalidad a la Villa, el Procurador del Común propuso al Consejo la construcción de un puente cubierto para solucionar el problema, al cual accedieron pasados un tiempo.

Puente de la discordia.
 
Tras la desamortización de Mendizábal el convento fue aduana, oficina de rentas y escuela, hasta que en el año 1.915, los padres franciscanos se hicieron cargo de él, hasta nuestros tiempos. La Hospedería de Santo Domingo corrió distinta suerte, siendo en la actualidad una casa privada.
Como legado de aquella disputa nos queda hoy en día el puente de la discordia, impertérrito al paso de los años pero despojado de la función para lo que fue construido.

Gracias y hasta la próxima.


Escrito por: Jesús Sierra Bolaños

Fuentes:
- “Noticias históricas de Cáceres.” Simón Benito Boxoyo.
- “Cáceres resumen de historia local.” Antonio Rubio.
- “Paseo por la eternidad.” Francisco Acedo.

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